viernes, 27 de mayo de 2016

Tuning clásico: Callaway Sledgehammer Corvette (1988), el Veyron de su época


Los años 80 fueron la época dorada de los turbos, sin duda alguna. A finales de los 80 cualquier coche deportivo que se preciase de serlo llevaba en algún lugar de su carrocería la palabra “Turbo” en agresiva tipografía. De acuerdo, también había atmosféricos, pero el turbo era uno de los principales argumentos de marketing. Muchos preparadores instalaban turbos en propulsores atmosféricos, elevando la potencia de los coches en varios enteros y presumiendo de ellos. Y nadie lo hacía mejor que los estadounidenses de Callaway.

A finales de los 80 no tenían la actual reputación de hierro, y por ello se propusieron batir récords de velocidad con sus vehículos, pero manteniendo la usabilidad diaria y la comodidad de fábrica de los vehículos de base. Callaway se dió a conocer con los Corvette C4, y ya a mediados de los 80 logró una punta de 231 mph – 372 km/h – con el Callway Corvette Top Gun. Su siguiente proyecto se llamó Callaway Sledgehammer y su objetivo era superar la barrera de las 250 mph, más de 400 km/h. ¿Qué tenía este Corvette tan especial bajo el capó

        

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